La llegada de miles de migrantes a la frontera de EE. UU. siempre ha presentado un profundo desafío humanitario y social para diversas administraciones. A lo largo de los años, las políticas de inmigración han oscilado entre medidas estrictas y restrictivas hasta enfoques más flexibles y receptivos.
La Crisis en Aumento en la Frontera
En tiempos recientes, el problema ha adquirido una importancia significativa debido a una masiva afluencia de menores, algunos tan jóvenes como cinco o seis años, llegando solos al territorio norteamericano. Los analistas predicen que 2021 está en camino de romper récords en cuanto al número más alto de niños que llegan a la frontera diariamente. Solo en marzo, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) contó aproximadamente 18,890 niños, lo que equivale a un promedio de 600 niños por día.
Pero, ¿por qué tantos niños, menores no acompañados, llegan a la frontera de EE. UU.? ¿Qué los motiva a enfrentar numerosos obstáculos y peligros, a menudo separándose de sus familias e incluso de sus padres?
Expertos en migración señalan una variedad de factores que impulsan a estos menores desde sus países de origen: violencia y pobreza (agravadas por la pandemia de COVID-19), crimen relacionado con pandillas y guerra, desastres naturales, entornos familiares abusivos e involucramiento involuntario en trata de personas o explotación sexual. Aproximadamente el 90% de ellos viene a EE. UU. para reunirse con familiares que ya residen en el país, mientras que otros, sin tales conexiones, esperan obtener estatus de refugiado o algún tipo de asilo.
El Destino de los Niños Migrantes en Custodia de EE. UU.
¿Qué sucede una vez que un niño entra a Estados Unidos en estas condiciones? Idealmente, los niños deben ser transferidos fuera de la custodia de la CBP al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) dentro de las 72 horas. El HHS se encarga de determinar el futuro de estos menores, que puede incluir la reunificación con familiares o la colocación en hogares de crianza. También se están llevando a cabo evaluaciones para otorgar asilo, aunque persiste el riesgo de deportación.
Sin embargo, el volumen abrumador de niños que llegan diariamente ha presionado a la administración de Biden a levantar improvisadamente "albergues" a lo largo de la frontera para albergar a estos niños hasta que el HHS determine su destino, un proceso que puede llevar varias semanas.
Condiciones en los "Albergues"
A pesar de ser etiquetados como "refugios", la realidad en estas instalaciones dista mucho del término. Aquí, los niños a menudo están apiñados, privados de duchas diarias y, en ocasiones, sin acceso adecuado a alimentos. Duermen en el suelo y tienen un acceso limitado a recreación, comodidad o privacidad. Además, hay escasez de personal, especialmente personal capacitado, para abordar estos problemas. El hacinamiento es un problema común, con las instalaciones a menudo alojando a más niños de los que pueden manejar adecuadamente.
Por ejemplo, una instalación del Departamento de Seguridad Nacional de Texas, diseñada para 250 personas, ahora alberga a más de 4,000 migrantes, incluyendo niños y familias. Algunos niños tan jóvenes como tres años son mantenidos por separado en pequeños corrales con colchonetas en el suelo.
En un refugio del HHS en Houston, los informes revelan que a menudo se instruye a las niñas de 13 a 17 años a usar bolsas de plástico por falta de personal para acompañarlas a los baños. El espacio al aire libre es limitado, algunas niñas raramente ven la luz del sol y la instalación no siempre cumple con las medidas de distanciamiento relacionadas con la pandemia.
La higiene se ha convertido en una preocupación significativa en otra instalación en Donna, Texas, donde los niños a veces se bañan solo una vez a la semana y a veces se agota el jabón. La comunicación con sus padres o familiares a menudo está restringida.
También ha habido informes de agresión sexual en estos centros, lo que plantea más preocupaciones sobre la seguridad y el bienestar de estos niños.
La Crisis Humanitaria y el Llamado a la Acción
La masiva afluencia de niños migrantes se ha convertido rápidamente en una crisis humanitaria. Estas instalaciones están lejos de ser adecuadas para el desarrollo de un niño y la situación es alarmante.
Es crucial que tomemos conciencia de esta situación precaria, levantemos nuestras voces para la protección de los derechos de los niños y ejerzamos presión sobre las autoridades para una acción significativa. Violentar los derechos de estos niños, que escapan de sus países de origen y llegan a la frontera, también es una forma de abuso. Es imperativo proteger sus derechos y asegurar su bienestar físico y mental.
La indiferencia mostrada tanto por las autoridades como por la sociedad norteamericana hacia el bienestar de estos niños es desconcertante. Estos menores no son criminales y merecen respeto por sus derechos e integridad.