De vez en cuando, Sudáfrica sufre una tragedia tan horrible que el país vuelve a preguntarse brevemente cómo llegó a ser tan violento. La última ocurrió hace más de cinco meses, cuando Bokgabo Poo, de 4 años, desapareció de un parque infantil.
Su madre, Tsholofelo Poo, cuenta la historia desde el sofá de su salón, en el municipio de Wattville, cerca de Johannesburgo. Cómo su hija pequeña estaba jugando con un amigo en el parque infantil de la esquina y cómo un hombre le dio dinero al niño para comprar un caramelo y se quedó con su hija, que luego desapareció.
Menos de 24 horas después, encontraron la pierna de un niño semienterrada en un jardín. Tsholofelo fue a mirar y se dio cuenta de que era su hija. "Miré la pierna y una de las uñas del pie estaba ligeramente doblada. Supe que se trataba de Bokgabo. Me tiré al suelo".
Más tarde se encontraron restos de su cuerpo. Las imágenes de una cámara de seguridad cercana mostraron a un hombre con su hija. Fue detenido y acusado de secuestro, violación y asesinato, entre otros cargos. El hombre estaba en libertad bajo fianza en un caso en el que se sospecha que violó a una niña de 9 años.
El periódico sudafricano The Sowetan publicó un artículo en portada tras el asesinato de Bokgabo en el que aparecían los rostros de 19 niños y el titular: "¿Cuántos más deben morir?".
La violación y asesinato de niños es inusual en muchos países, pero no aquí" - Shanaaz Mathews, The Children's Institute
Según las estadísticas criminales, más de 7.500 sudafricanos fueron asesinados en el último trimestre de 2022, entre ellos 1.100 mujeres y 315 niños. Shanaaz Mathews, experta en infanticidio en Sudáfrica, afirma que casi todos los niños conocen a su asesino. "A menudo se trata de violencia por parte de un progenitor o un conocido, maltrato infantil mortal", explica en su despacho del Instituto de la Infancia de la Universidad de Ciudad del Cabo. "Los adolescentes varones también corren un alto riesgo de morir por la violencia de las bandas".
En una proporción mucho menor, pero aún así decenas de víctimas al año, se trata de niños raptados por desconocidos que a menudo implican violación, como en el caso de Bokgabo. "La violación y asesinato de niños es inusual en muchos países, pero no aquí", afirma Mathews. "Y el número de casos en los que el autor es desconocido va en aumento".
Según Mathews, el infanticidio no puede separarse del ciclo general de violencia en el que se encuentra Sudáfrica, cuyas causas son muy diversas. Con cada gran tragedia como el asesinato de Bokgabo, el gobierno también se apresura a señalar los problemas socioeconómicos de Sudáfrica, un país con un pasado violento, con altos niveles de abuso de alcohol y drogas, desempleo y frustración.
Recortes policiales
Todos estos son factores que influyen, pero al hacerlo el gobierno también está desviando la responsabilidad, afirman expertos y miembros de la oposición. Porque el aumento también podría explicarse en parte por el declive de la policía, algo contra lo que el Gobierno sí puede hacer algo. Porque a pesar de las elevadas cifras de delincuencia, la policía sufre recortes y no se contratan suficientes agentes nuevos. Según el partido de la oposición DA, Sudáfrica tiene unos 100.000 agentes y necesita unos 90.000 más.
El investigador David Bruce, del Instituto de Estudios de Seguridad, calculó que la policía resolvió un 55% menos de asesinatos entre 2012 y 2021. No hay suficientes agentes y detectives y la calidad de sus investigaciones se ha deteriorado, argumenta. La motivación es baja.
Además, menos del 10% de los casos de violación se resuelven. "La policía no hace las preguntas adecuadas", observa Mathews. "Cada vez hay más casos sin resolver. Eso significa que los agresores se salen con la suya y que constantemente tenemos agresores a nuestro alrededor que son una amenaza para nuestros hijos."
A la madre de Bokgabo le preocupan las pruebas contra el sospechoso del asesinato de su hijo. Puede que en las grabaciones de seguridad se le haya visto con ella, pero ¿es eso suficiente? El sospechoso niega ser el autor del crimen. También le sigue resultando difícil de digerir que estuviera en libertad bajo fianza. "Los hombres se salen con la suya en Sudáfrica", suspira. "Esto tiene que acabar".
